OSCURIDAD

>> martes, diciembre 01, 2009


El recuerdo de M se convirtió en tsunami, arrasándolo todo a su paso, con la fuerza de un desastre natural inmenso y despiadado. Se colaba por todos y cada uno de los poros de J, ahogando cualquier atisbo de esperanza. De repente todo se llenó de sombras, o mejor dicho, todo se hizo oscuro, negro, negrísimo, como el petróleo, como la boca de un lobo, como los pájaros de mal agüero, como una noche sin luna, como un pozo sin fondo. Negro como una cueva sin antorchas, como un traje de luto, como el alma de un demonio.
Y en un momento como ese solo cabían dos opciones: o buscar la luz como prueba de fe en uno mismo, o abandonarse a la negra oscuridad y convertirse en mártir de una causa perdida.

1 comentarios:

Anónimo 7 de diciembre de 2009, 16:04:00 GMT  

Uf... sé de lo que hablas y yo también me he sentido así. Gracias por saber explicarlo tan bonito.
A.A.

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