SIETE
>> miércoles, marzo 28, 2007
R probablemente vivía ajena a todo este tipo de cuestiones que absorbían el tiempo y las neuronas de J. Pero él seguía ahí, un poquito más allá de la casilla de salida. Sólo un poco más allá.
Estrategias. Sistemas. Tácticas. Formas de atraer y maneras de esquivar. ¿Y si el juego se trata de eso? De saber exactamente qué debes hacer en todo momento, de dar los pasos correctos, de saber cuál es tu sitio, de seguir el manual de instrucciones, igual que cuando compras un estúpido mueble de Ikea.
Pero... ¿y si, por el contrario, no valen las estrategias? ¿Y si todo el asunto se trata precisamente de no pensar demasiado y estar atento a sentir, de estar dispuesto a dejarse llevar río abajo por la corriente, a no seguir el camino que otros han dejado marcado? ¿Y si el juego se trata de venderlo todo y hacer el camino con tu corazón al lado como único compañero de viaje?
Al fin y al cabo, pensó J, una historia de amor consiste en encontrar la pieza que encaja perfectamente con la que tú tienes, y una de dos, o tienes al azar de tu parte o te construyes una pieza a tu medida. Y para esto último, más te vale vale tener un sistema, o un libro de instrucciones. Por un momento J se acordó de todos esos idiomas desconocidos e initeligibles que aparecen en los manuales de instrucciones.
J estaba sólo un poquito más allá de la casilla de salida, con su dado de la suerte en la mano. Lo lanzó al aire y sonrió pensando que quizás saldría un siete.
(Publicado en ESCORZOS, Ed. mr)