QUIZAS
>> martes, marzo 27, 2007
Quizás C vistiera papel de celofán brillante como los caramelos, pero en su interior escondía una perversa amargura.
Pudiera ser que C alumbrase las zonas oscuras de J, pero esa lumbre era a veces tan falsa como la brisa marina de los ventiladores.
A lo mejor C caminaba de puntillas sobre las huellas de J, pero esos discretos pasos no eran más que otra manera de huir.
Acaso J siguiera pintando de color naranja todo lo que rodeaba a C, pero cada día le costaba más tapar el color negro que aparecía debajo como los desconchones en un viejo muro.
Tal vez C estuviese llena de diamantes por dentro, pero la luz que despedía no era más que el reflejo de lo que tenía delante...
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